30 marzo 2009

E Franco, alla radio, pose fine alla guerra

En el día de hoy, después de haber desarmado a la totalidad del Ejército Enemigo rojo, han alcanzado las fuerzas nacionales sus Últimos objvos. militares. La guerra ha terminado. Per una guerra ancora più tragica che sarebbe iniziata di lì a pochi mesi, il 1939 si apriva con la conquista, da parte del generalissimo Francisco Franco, della República spagnola. Quando Alicante, l'ultima città ancora sotto il controllo dell'enemigo rojo, cadde per mano delle truppe italiane, Franco in persona prese carta e penna e vergò il testo dell'ultimo bollettino di guerra, trasmesso dalle frequenze di Radio Nacional da Burgos. La radio, racconta questa bella rievocazione del quotidiano online Tiempo de Hoy, ebbe un ruolo fondamentale come "quinta colonna" dimostrando forse per la prima volta in modo così organizzato, il valore del concetto di guerriglia piscologica

La guerra ha terminado

Burgos, 1 de Abril de 1939• Radio Nacional emite el último parte del Estado Mayor, excepcionalmente fi rmado por Franco, que pone punto fi nal a la Guerra Civil.

Luis Reyes
27/03/09

El general Franco tenía gripe, era la primera vez que caía enfermo desde que empezara la guerra, pero a esas alturas ya no importaba que dejara su despacho por unos días. El hundimiento de la República era irreversible. Cuando la noticia de que los italianos habían entrado en Alicante, última ciudad en manos de la República, llegó al burgalés palacio de la Isla, la señorial segunda residencia de los condes de Muguiro en donde se había instalado, Franco decidió interrumpir su convalecencia y ponerse a trabajar. Pidió papel para redactar el último parte de guerra.

Arma de propaganda

Era algo que no había hecho durante toda la contienda. El parte que se radiaba diariamente y constituía una poderosa arma de propaganda era un informe técnico de las operaciones responsabilidad del jefe de Estado Mayor, el general Francisco Martín Moreno, quien lo firmaba “de orden de Su Excelencia”. No es extraño que a Franco le llevara tiempo su redacción, pues no estaba habituado y, sobre todo, porque pensaba que estaba escribiendo una página de la Historia. El primer borrador manuscrito decía textualmente: “En el día de hoy, después de haber desarmado a la totalidad del Ejército Enemigo rojo, han alcanzado las fuerzas nacionales sus Últimos objvos. militares. La guerra ha terminado”. No le convencía, le pareció poco contundente y substituyó lo de “después de haber desarmado a la totalidad del Ejército Enemigo” por “cautivo y desarmado el Ejército rojo”, que expresaba mejor la magnitud de su victoria. También cambió “fuerzas nacionales” por “tropas Nacionales”, que sonaba más castrense. Y puso “LA GUERRA HA TERMINADO” todo con mayúsculas. Luego lo hizo mecanografiar y lo envió a Radio Nacional, en el Paseo del Espolón. Todos los historiadores coinciden en que la Guerra Civil española fue como un prólogo o ensayo de la II Guerra Mundial. No solamente se dio el conflicto a muerte entre el fascismo, por una parte, y la democracia aliada al socialismo, por otra, sino que España serviría de banco de pruebas para nuevas estrategias, armas y técnicas de guerra.
Aquí inventaron los fascistas el bombardeo aéreo de las poblaciones civiles, no sólo el episodio puntual de Guernica, sino el continuo castigo de Madrid, o la destrucción de medio Alicante tras el fusilamiento de José Antonio... Aquí aprendió la Wermacht la guerra de movimientos con tanques, que le traería tantas victorias. Una de las novedades en la técnica bélica de la Guerra de España fue la guerra de las ondas. Sería Queipo del Llano (véase Tiempo de 31-10-08) quien descubriera el poder de la nueva arma, la radio, que en la Guerra Mundial iban a utilizar magistralmente personajes mucho más importantes que el general de Sevilla, como Churchill o Roosevelt. La radio se mostró fundamental para la guerra psicológica. Queipo era un maestro en engañar al enemigo desde el micrófono, convencerle de que tenían muchas más fuerzas de las reales, crearle dudas sobre su retaguardia (el invento de la quinta columna) o inquietarle con la amenaza de escalofriantes represalias, pero no fue el único en servirse del nuevo medio bélico. Los discursos radiados de la Pasionaria eran inyecciones de moral para los republicanos, y el mensaje emitido por Radio Madrid de Julián Besteiro, figura de enorme prestigio en el PSOE, fue definitivo para que triunfase el golpe del coronel Casado y acabase la resistencia republicana. Así, como parte de una estrategia bélica, fue fundada el 19 de enero de 1937 Radio Nacional de España. Los medios que tenía el Gobierno franquista eran precarios, un emisor portátil del ejército alemán cedido por los nazis, pero la tecnología germana era siempre fiable y aquello funcionaba bien. Pronto “el parte” que se emitía a las 10.30 de la noche se convirtió en algo vital para la media España partidaria de Franco. Por esa característica de los españo- les de no creerse lo que le dice su propio gobierno, en la zona republicana no sólo se reunían en un cónclave clandestino los simpatizantes de la rebelión, para escuchar las novedades bélicas que cada noche transmitía el Cuartel General del Generalísimo desde Burgos, sino que también lo hacían los partidarios de la República. Paralelamente, en la zona nacional, unos y otros escuchaban, en la misma clandestinidad, las emisoras republicanas. Así lo afirma la propia “voz de Franco”, el locutor que leía los partes en Burgos, Fernando Fernández de Córdoba, que en una entrevista en la posguerra, tras afirmar que él nunca sintonizó la radio enemiga, advierte: “Puede que haya sido el único”.

Un galán de cine

Fernández de Córdoba fue el otro protagonista, junto a Franco, del histórico mensaje que puso punto final a la Guerra Civil. Era un galán de cine que daba la imagen exacta del señorito, con el bigotillo que desde entonces se llamaría fas cista, con una voz vibrante que debía ser la envidia secreta del general Franco, la que le hubiera gustado tener al Caudillo para arengar a las tropas y a las masas. Le llamaron el locutor-soldado. Como si estuviera predestinado, la primera actuación de Fernández de Córdoba fue en una película patriótica, Agustina de Aragón (la versión muda de 1926). El 18 de julio Fernández de Córdoba estaba en Andalucía, rodando exteriores de El genio alegre, una película sobre los amores de un señorito andaluz, precisamente. Fiel a su papel, el actor se alistó y se fue al frente, aunque sólo estuvo unos meses en las trincheras. En Salamanca –primera capital franquista- se encontró con El Tebib Arrumi, un famoso periodista, que inmediatamente le reclutó para Radio Nacional, todavía en fase de creación. En la noche del 1 de abril del 39, Fernández de Córdoba recuerda que llegó al estudio el teniente coronel Barroso, del Estado Mayor, con una botella de champán y el parte redactado personalmente por Franco. La intervención del Generalísimo retrasó aquella noche el parte que, tras el toque de clarín de rigor, fue leído por Fernández de Córdoba a las 11.15. Se hallaban en el estudio Antonio Tovar, el intelectual falangista que dirigía Radio Nacional –quien posteriormente rompería con el régimen y elegiría el exilio-, y tres oficiales de Estado Mayor. “Cuando se terminó de leer, los presentes llorábamos”, cuenta el locutor-soldado. Franco, por su parte, escuchó el parte en el comedor del palacio de la Isla, junto a su esposa doña Carmen, su cuñadísimo Serrano Suñer y su primo y secretario militar Francisco Franco Salgado, acompañados de sus familias que, con estrechuras, compartían residencia con el Generalísimo. También debieron llorar.


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